Noche fría, pero bella y con ella me acompaña un pensamiento sobre ser MAMI.
Aunque tristemente no todas son iguales, he podido ver y aprender sobre el significado de ser Madre con todas sus letras.
Es aquella que se entrega de una manera tan grande que llega a ser incomprendida por algunos,exagerada para otros.
Es la que entrega todo su corazón, su ser y su existencia, la que no duerme cuando no sabe de ellos, la que no le da pena llorar cuando ellos están mal o los ve sufriendo.
La que siempre estará protegiendo su imagen de los errores cometidos, pero que en lo privado los aconseja y corrige con amor.
La que nunca les dará la espalda y la que siempre los amará sinceramente, así otros no los amen.
La que mas goza y se regocija con los triunfos de ellos y cuando los ve sonreír.
La que desea con todo su corazón que ellos sepan de Dios y estén cerca de Él.
La que más anhela su felicidad.
La que desea que ni el aire los toque para mal.
La que desearía que volvieran a ser niños para tenerlos cerca y besarlos cada noche y así asegurarse que nada les pasará.
La que daría su vida misma para salvar la de ellos si fuera necesario.
Es aquella que ora cada noche primero por ellos y luego por el mundo olvidándose en ocasiones de sí misma.
La que siempre les mostrará fortaleza para que ellos aprendan a ser fuertes y valientes.
La que siempre les mostrará una sonrisa, para que ellos aprendan a sonreír a las personas y a la vida.
E irónicamente la que les enseñará a ser independientes y fuertes, y esa independencia y fortaleza es la que un día por ley de la vida nos separa, ya que crecen y se van del nido a buscar sus propias vidas y triunfos.
¿Quién dijo que ser madre es fácil, y quién invento la falsa teoría de que cuando crezcan hasta allí fue nuestra responsabilidad?
Ser madre es toda una bendición, es un privilegio, es una tarea fuerte, pero de lo más bella. Dios Bendiga a nuestros hijos...
Pero hoy, BENDIGO A TODAS ESAS MADRES QUE AMAN Y VELAN POR SUS HIJOS EN ORACIÓN CADA DÍA Y CADA NOCHE.
Por las que les ha tocado llorar mucho, y por las que han tenido la oportunidad de tener hijos centrados. Sea cual sea tu caso, te animo a que nunca endurezcas tu corazón con respecto a tus hijos y nunca dejes de orar por ellos, porque no hay como la oración de una Madre.
¡Siempre estaré orgullosa de haber podido ser madre y si me dieran a escoger volvería a escoger los que tengo hoy!
-ADRIANA PIEDRAHITA-
CALIFORNIA, USA