De mi esposo, aprendí una lección a través de "Caminata Bíblica por el Antiguo Testamento":
Israél, durante el período del "Reino Unido" tuvo tres reyes... El primero, Saúl fue considerado un hombre sin corazón para con Dios. David, todo corazón para con Dios, y Salomón medio corazón. Saúl, nombrado primer rey de Israel, le importaba más lo que pensara el pueblo de él, que lo que pensara Dios de él... y por eso, Dios le desechó. El Segundo, David, un hombre pecador al igual que todos, pero que reconoce su pecado delante de Dios y se arrepiente por haberle fallado. Aunque pecador, se arrepiente y alcanza misericordia. Y Salomón, sabio, rico, pero con un corazón tibio para con Dios. A veces su corazón se inclinaba hacia su Creador, a veces hacia los dioses de sus mujeres.
Lo cierto en estos tres hombres, es que allí nos vemos reflejados todos los seres humanos.
A muchos de nosotros, nos interesa más lo que la gente piense de nosotros, que lo que Dios piense de nuestros actos. A veces vendemos o negociamos los principios que nos rigen con tal de quedar bien con aquellos a quienes consideramos importantes...
Muchos somos como David. Que aunque cometemos fallas y pecados, sufrimos por esta condición y tratamos de ponernos en paz en nuestra relación con Dios... importándonos más aquel que conoce realmente lo que hay en nuestro corazón.
Y otros, somos tibios! unas veces caminamos agradando a Dios y otras veces, caminamos bajo los designios de las personas que amamos, así esto atente contra nuestra fe.
Si pasaran revisando nuestro corazón en este instante, ¿Qué tipo de corazón seríamos?
¿Sin corazón?...
¿Todo corazón?...
o ¿Medio corazón?
Esta reflexión no es mía... como bien dije antes, la aprendí de un buen maestro, mi esposo! Y vino hoy a mi mente, mientras veía las noticias donde la corrupción parece sentarse en el trono. Los medios, la publicidad y casi que todo internet, están al servicio de hacer "creer" a la gente, lo que alguien quiere que se crea.
Pero no solo lo vemos en la televisión... a veces es bueno mirar hacia nuestro interior... cuántas veces, por quedar bien con algunas personas, o por tener el favor de un grupo de personas, vendemos nuestros principios, acomodamos verdades o inventamos historias...
Que El Señor nos ayude a comprender que aunque somos personas débiles, defectuosas, y le fallamos de muchas maneras, en nuestro corazón debe estar el genuino deseo de comportarnos de manera tal, que nos importe más lo que Él piense de nosotros...que busquemos agradar a aquel que todo lo ve, aquel que es fiel a Su Palabra, y que estará dispuesto a perdonarnos, sólo porque nos ama. No olvidemos que Él nos ve! La gente, los recursos, las posiciones y posesiones, todo... todo esto pasará! Sólo Dios es Eterno... Sólo Él no cambia!
Un abrazo...
-Claudia Silva-